Día 104 – reflexiones

Bitácora pacífico: día 104
19 Septiembre 2015

Con Mario sube y baja. Hay días buenos, las cenas. Suele cocinar siempre él y se ve que le gusta. Yo le ayudo y limpio detrás. Cuando ponemos música. Pero su carácter, aunque ya ha reconocido que lo tiene y que mi paciencia es importante, es injusto y falto de escrúpulos. Nos hemos dicho cosas feas y el tono se ha levantado demasiado.

Y sigo pensando que mi camino está con él, aún después de romperse el motor y darme la preocupante noticia de que no puede dejarme en Wallis y tal vez tenga que llevarme hasta Papúa. Ayer arreglamos el motor con buen esfuerzo -se llenó de agua salada- y ya no hemos de achicar cada 15 minutos, lo que era terrible en los turnos de noche, y la paz ha vuelto.

Mario tiene algo bueno dentro, algo auténtico, y me aferro a ello.

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* * *

He encontrado libros a bordo como ‘El último encuentro’, que me ha encantado saborear, con unas coincidencias muy interesantes que parecen ser mensajes del mundo para entender cosas de mi vida y la amistad, de la que habla muy punzantemente.

» Me odiabas porque yo tenía algo que a tí te faltaba. ¿Qué era? Tu siempre has sido el más culto, el artista, el más aplicado, el más virtuoso, el que tenía talento, el que tenía un instrumento de música, el que tenía un secreto y además literalmente: tu secreto era la música.

Pero en el fondo de tu alma habitaba una emoción convulsa, un deseo constante, el deseo de ser diferente de lo que eras. Es la mayor tragedia con que el destino puede castigar a una persona. El deseo de ser diferentes de quienes somos: no puede latir otro deseo más doloroso en el corazón humano. Porque la vida no puede soportarse de otra manera que sabiendo que nos conformamos con lo que significamos para nosotros mismos y para el mundo. Tenemos que conformarnos con lo que somos, y ser conscientes además de que, a cambio de esta sabiduría, no recibiremos ningún galardón de la vida. »

Una importante reflexión en este momento sobre la envidia y el no estar nunca conformes con nosotros mismos, ésta última es terrible dolencia que confieso sufro, y quisiera paliar en mis viajes. Una aceptación que implica una sabiduría máxima, esto he aprendido. Una de las más difíciles de alcanzar, tal como una iluminación espiritual.

No, no nos pondrán ninguna condecoración por saber y aceptar que somos vanidosos, egoístas, calvos y tripudos, no, hemos de saber que por nada de eso recibiremos nada.

Tenemos que soportarlo, éste es el secreto.
Tenemos que soportar nuestro carácter y temperamento, ya que sus fallos, egoísmos y ansias no los podrán cambiar ni nuestras experiencias ni nuestros viajes ni nuestra comprensión. Tenemos que soportar que nuestros deseos no siempre tengan repercusión en el mundo, que las personas que amemos no nos amen, o no como nos gustaría.
Tenemos que soportar traiciones e infidelidades, y que una persona en concreto, o muchas, sean superiores a nosotros, por sus cualidades morales o intelectuales.

* * *

Curioso, así es el hombre, que incluso siendo experimentado, sabio e inteligente, puede hacer bien poco en contra de su naturaleza y de sus obsesiones.

4 comentarios en “Día 104 – reflexiones

  1. querido dani, tus palabras retumban cual tambores en mi interior. aceptarse, quererse tal cual eres, perdonarse… qué simple y qué complejo a la vez. pero no hay más camino ni viaje que ese, el de la vuelta a casa, la casa interior. asi que mientras meditamos sobre nuestras angustias y miedos, mejor agradezcamos un ratito por todo lo maravilloso que nos ha sido dado. Una pequeña vela es capaz de disipar la oscuridad más profunda de una cueva. Así son de sútiles las verdades del universo: un solo pensamiento de amor y gratitud puede tejer su alquimia y transformar la mayor tempestad de nudos y reproches en una liberadora respiración eterna del aquí y ahora. un abrazo, compañero. una fogatica me hacía yo contigo por ahí para resolver misterios mayores!

  2. Nada nuevo bajo el sol:
    -«Conócete, acéptate, supérate» (San Agustín)
    -«El hombre sabio es, por naturaleza, indeciso; el hombre libre es, por naturaleza, inseguro» (E. Fromm)
    -» El pájaro quisiera ser nube, la nube, pájaro» R. Tagore)
    -«El que come del fruto del árbol del conocimiento, siempre es arrojado de algún paraíso» (W.R. Inge)
    -«Te quiero muchísimo» (tupadre)

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