33 lunas llenas

27 Noviembre 2015

Kaikoura, Nueva Zelanda

¿Dónde estaré cuando tenga 33 años? -Me preguntaba hace mucho tiempo.
¿Qué estaré haciendo cuando lleve 33 lunas viajando? -Me preguntaba durante este viaje.

Para que conste en mi diario, estoy haciendo wwoofing en una granjita familiar entre el océano y las montañas nevadas de Kaikoura.
Hacer wwoofing en NZ es genial en prácticamente el 100% de los casos. Las granjas son casi todas preciosas, las casas bonitas, sus entornos brutales, es un país con tanta costumbre granjera por la fertilidad de la tierra y su clima que la mayoría de la gente está concienciada con la autosuficiencia, la comida orgánica y la energía. Además, son grandes amantes de la naturaleza y la respetan y quieren limpia, y es fácil y bonito vivir entre colegas ecologistas.

En la granja, Rick y Liane llevan 10 años construyendo su casa (él) y su huerta (ella), y son padres tardíos con un hijo de 8 años, Jimmy, que está a punto de llegar de la escuela y venir a verme para jugar, salir, ir en bici y jugar al moderno conecta-4 de 3 dimensiones que se lleva hoy. Antes no me gustaban los niños, ahora me es fácil ser uno cuando me junto con ellos, como con Jimmy, no me avergüenzo, fluye. Ayer fuimos a ver el mar un minuto en bici, cruzando las vías del tren que pasa junto a él, haciendo derrapes y tirando piedras a las olas.

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Hay trabajo. Hemos limpiado el polytunnel, los gallineros, los refugios de las cabras y con todo el suelo recogido (paja y cagadas) estoy haciendo mulching en los árboles frutales: limpiar en torno al tronco las malas hierbas (weeding) y esparcir el mulch como fertilizante y colchón aislante, que evita nuevas hierbas entre otras cosas. Es una de las mil maneras de practicar permacultura y granja biodinámica, reciclaje de materiales, composting, conceptos que son comunes aquí pero que mucho nos falta allí para adoptarlos: y ojo, porque son el futuro.

Hay un pinar pequeño frente a la casa y allí hay una caravana antigua, es super común en todas las fincas. Se han reciclado como pequeña vivienda mientras se hacen una casa o para invitados. Yo vivo en un hangar a parte, donde vivían ellos mientras se hacían la casa. Es un polytunnel (así llaman a los invernaderos semicirculares) de madera y chapa, genial forma. Veo el mar por un lado y las montañas y su casa por el otro.

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Ayer encontré un telescopio y me decidí a mirar a la trigésimo tercera luna llena a los ojos, al salir. Así que la luna 33 es así, y así ha sido saboreada, como las fechas importantes.

Marie

Bitácora Día 29, Julio 2015

Espero en la bahía de veleros de Hiva Oa largas horas, leyendo la Bíblia, sin quitar ojo a los movimientos de barcos, preguntando a todos para asegurarme continuidad en el viaje. No hay otra manera de viajar en el pacífico profundo. Hace un calor insoportable. Unos hombres cantan en la distancia, son sonidos y un canto nuevos para mí, me hipnotizan.

Escuchar hombres de la Polinesia


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Una mujer grande, local, habla a gestos con los del mástil roto. Hablo con ella, y sin entendernos con mi francés, en pocos segundos aclaramos que puedo quedarme en su casa. Marie, mi salvadora. Al rato aparece con su camioneta y su hija, la niña más bonita de la isla, y medio en broma medio en serio me dice que no puedo mirarla o desearla. Sigue leyendo

Días 27, 28

Día 27

4 julio 2015

Sigo en el Zanzíbar. Mi inminente desembarco en Hiva Oa, islas Marquesas, me provoca una sensación de desamparo, me he acostumbrado a la familia -o lo familiar- de a bordo. Estaré sólo de nuevo con mi mochila, como siempre, pero es un mundo nuevo. Ayer fuimos al pueblo y ví a esta gente. Mis primeros pinitos en francés, lo estudiado a bordo y antes me ha servido de mucho. En el mercado todo carísimo, en plan suputamadre, asustado. Compré pan, queso y un salchichón español, que había! para sobrevivir un primer día.

Me preocupaba el desembarco en inmigración y las preguntas de la Gendarmerie, y ni me han sellado, estoy sorprendido. Pasaporte europeo, puedo quedarme el tiempo que quiera, es como en casa. ¿Y si me pongo a trabajar y a vivir aquí? No he explorado aún las montañas pero parece el paraíso.

* * *

Día 28

Desembarco. Sólo en la bahía.

Primer contacto con los yachties. Los yachties son los que viajan en barcos de vela por el mundo a largo plazo. Me ha relajado un montón hablar con gente y averiguar cosas. Y a pesar de lo que pensaba, hay yachties hippies y tirados por las islas. No todo es pasta y yates de lujo, hay gente genial, con muy poca plata, y viajando años. Se comunican por radio y organizan mil cosas, se ayudan un montón unos a otros, el problema de uno es el problema de todos. Es muy rico ver la comunidad de yachties -o boaties- en acción. Uno no está perdido entre ellos, pues ellos están tan perdidos como yo. Algunos se quedan en esta isla un año. Unos tienen el mástil roto y en cuanto puedan poner el trozo más largo, se van a Tahití como puedan, podrían llevarme. Podría acampar donde los yachties amarran los dinghies, hay buena onda. El domingo hay barbacoa de yachties, y promete, es mi oportunidad de socializar y encontrar barcos.

He sentido de nuevo la ola tropical en mis pulmones, he vuelto a Filipinas por instantes, el primer frescor del atardecer, pollos salvajes por todas partes, humo, es paraíso y punto: valles verdes, paredes de piedra volcánica, follaje intenso hasta las alturas que desaparecen en nubes eternas. Toma ya.

Venus y Júpiter, que llevan aproximándose toda la cruzada desde Chile, dibujándose con la luna creciente cada noche en el mar abierto, están casi tocándose y en su punto más cercano. Curiosamente, Júpiter se ve más pequeño y es el más grande de todos. Para colmo, alrededor de ellos está Libra, como queriendo decirme algo. Algo bueno tiene que pasarme.

Ahora, ya la luna les queda muy atrás, por su retraso diario, y cuando ellos bajan en el oeste, ella sale llena -hoy- por el este. La luna llena número 28 espectacular de bienvenida a Polinesia.

Tierra a la vista!!!

Día 25

30 junio 2015

A unas 40 millas de distancia, hemos avistado Tierra sobre las 08.30 de la mañana, cuando he salido a timonear después de dormir un rato. Ahora son las 11.42, 09º 51.753′ S 138º 47.283′ W. Podríamos decir que son casi las coordenadas de Hiva Oa.

Nuestro trazado desde Patagonia

Nuestro trazado desde Patagonia

Está bien llegar porque los últimos días acumulaba cansancio por los dobles turnos sin piloto automático: El otro día ví un capítulo de Big Bang Theory en la cocina y cuando abrían una puerta me ponía nervioso que no la cerraran después, y los tarros y vasos de las mesas de sus cocinas se iban todos a caer contínuamente si no los sujetaban, gran paranoia y anécdota de la continuidad en el mar.

No he visto nada más que agua en 25 días. Ahora, las islas que veo son abruptas, con grandes acantilados, Hiva Oa es muy verde y las cumbres mágicas se pierden entre las nubes, que se acumulan sobre la isla, con descargas.

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Tengo una sensación extraña por la readaptación a Tierra, por lo que me espera, mi mochila es todo de invierno y el calor es insoportable. También me preocupa que no sean hospitalarios y no les interese un hippie mochilero, pues debo ser el único entre mucha gente de yates y adinerada. Pero estoy deseando llegar, salir, caminar, ser libre de nuevo, acampar donde no tengo que hacer feliz a ningún capitán.

* * *

¿Qué me espera en esta isla de la Polinesia? ¿Pues no es aquí mismo donde los caníbales se comían a los blancos después de guisarlos en marmitas?

Días 22, 24

Día 22

27 Junio 2015

Unas extrañas nubes colman el cielo. No las conozco y me encantaría saber lo que auguran.

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Es increíble como se puede desarrollar un instinto de pilotaje. A estas alturas mantengo el rumbo con leves toques en la rueda con el dedo gordo del pie mientras leo párrafos de la Bíblia sentado lateralmente muy jefe, sólo ojeando la brújula cada tanto. Perder el piloto automático fue un golpe, pero hemos aprendido más.

* * *

Día 23

Lat 10º 32.992′ S
Long 128º 19.907 W

632 millas a destino

«Uno de los dones que reconozco en esta vida, es aquel que hace interesantes para mí las cosas que la mayoría descartan.

De esta manera, puedo disfrutar de un sinfín de cosas sin tener que aspirar a ellas o conseguirlas, y saborearlas como si hubiese luchado para tenerlas.

Como el turno del amanecer para timonear por el pacífico.»

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Día 24

200 millas a destino

Empiezo a despedirme del Zanzíbar.
Quedan 200 millas y mañana llegaremos.
Mucho trabajo de preparación porque el dueño del barco llega antes a la isla y tiene que estar todo a punto. Realmente es como llegar con un ferrari, sé que esto no volverá a pasarme y de nuevo veo mi suerte.
Quiero llegar pero se acaba algo muy fuerte.

La luna se está llenando para la llegada a las Marquesas.
Me paseo una de las últimas veces hasta el balcón de proa, me encanta este lugar.

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Algunas noches Lucas y yo compartimos nuestros turnos seguidos y charlamos, bebemos unas cervezas y fumamos una pipa, es divertido. Un día se nos fue el barco a la mierda de rumbo, un quilombo, no nos parábamos de reír.
Es increíble contar cosas de mi viaje y mi pasado en el viaje a otra persona, como Lucas. Me doy cuenta en ese momento de cuán geniales cosas me han pasado. El tiempo parece añejarlas y convertirlas en verdaderas aventuras y cosas poco creíbles, pero cuando estaba allí, eran lo más normal.
¿Por qué todo es genial cuando pasó hace tiempo?
¿Por qué en el presente no es genial? ¿Es ésto algo universal, o soy yo, que no acepto el presente y tiro contínuamente de la cuerda del futuro?

Si consigo/mos que en el presente ya sea genial, mi/nuestra vida sería siempre brillante, con ese halo de los recuerdos y la magia.

Días 18-21

Día 18

Los amaneceres del pacífico. Los veo siempre, y los atardeceres. Pero son tan diferentes!!! Me pregunto si es una diferencia psicológica por el sueño de la mañana, el buen rollo de la tarde, o realmente son tan diferentes… lo curioso es que me cuesta describir las diferencias.


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Cuando pasan cientos de peces voladores es mágico. Sigo estudiando francés para la polinesia francesa. Me conseguí películas de Disney en francés con subtítulos en francés. Como ya me las sé, se aprende rápido, ojo con la técnica. Pocahontas.

El viento, ni vientos alisios ni hostias. Está subiendo y bajando de intensidad y dirección, haciendo flamear velas, a veces es pesado responderle, pues no se puede uno mover del timón más.

* * *

Día 19

12º 37.0775′ S
116º 33.636′ W

1331 millas a destino

Estoy leyendo la Bíblia. Toma ya.

Llegó a mis manos de una manera demasiado escandalosa como para volver a rechazarla, y he leído Mateo, Marcos, Lucas. Estoy con Juan. Desgraciadamente es el nuevo testamento sin el viejo, que me llama más. Es pesado, poco creíble, especialmente para una persona de ciencias, qué es esto. Me siento estúpido cuando no entiendo una parábola. Pero me siento bien cuando he leído. Tiene cosas o mensajes buenos o bonitos, simples aproximaciones al bien.

Me pregunto si lo que conocemos como bien hoy en día fue establecido por este libro o este libro es un reflejo más del bien que todos perseguimos, del bien universal, el de sentido común, el que supongo existe dentro de nosotros de forma innata.

Al fin y al cabo, Buda y Jesucristo dijeron muchas cosas iguales. Pero estoy con ganas de pillar el viejo testamento. El nuevo es demasiado, no puedo con Jesús, mire.

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Día 20

Fiesta en la cocina. He hecho un vídeo del momento en que el repetidor con la DTW (distancia) ha bajado de 1000 millas. Es un momento grande, ya queda ‘poco’.

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Me entretengo en mis turnos solitarios pensando que si me caigo por la borda, se acabó todo. Usamos línea de vida y arneses para las maniobras, pero siempre hay momentos. Si no hay otra persona para tirarte un flotador, la luz, marcar MOB en los GPS (hombre al agua) y dar la alarma para la maniobra, olvídate. Ya puedes gritar, hasta que venga el siguiente turno pueden ser dos horas. Como dicen mis tripulantes argentinos, ‘Ya fuiste’.

Pero me entretengo pensando en esa muerte, en ese viaje. Ojo.

* * *

Día 21

800 millas a destino! Vamos rápido y hacemos doscientas al día. Nos acercamos.

El otro dia el viento bajó al sur y abrimos todas las velas a estribor, un día de placer, pues la escora a un lado mantenida por la presión del viento hace todo más cómodo.

Viento de través, al menos un día.

Viento de través, al menos un día.

Días 14-17

Día 14 – 19 junio 2015

Lat 15º 53.580′ S
Long 98º 48.611′ W

Seguimos con orejas de burro. Ya estamos cansados de llevar así las velas. El balanceo a ambos lados es un coñazo para cocinar, sentarse, dormir. Un viento de través unos días sería genial.

2375 millas a destino.

Hace calor. El océano tiene 1000 azules diferentes. Ahora, con el sol arriba, es el más marino e intenso que he visto. Quiero saltar y zambullirme. Necesito bucear. El sonido de las olas alrededor es como el de una playa, y hoy después de ajustar unas cosas en proa me tumbé. La superficie entre las olas grandes, con el viento leve, hace un efecto rugoso de olitas azules, creo que veo a través gran parte de las aguas, muy limpias.

Hemos vuelto a cambiar la hora, otra hora menos. Aún nos quedan 4 horas para ajustarnos a la hora de destino, la hora polinésica.

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Día 15

Dos semanas sin ver un barco. Nadie.

Me reconforta saber que hay tanta agua limpia en el mundo. Sin presencia humana.

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Día 16

Extraño comportamiento del capitán hacia mí. Nos hemos enfrentado y me asusta, tensión que no sé cuánto durará. Carácter complicado, me dicen los demás que es así, y en realidad todos los capitanes lo tienen. Encima sin viento, con motor.

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Día 17

El piloto automático ha muerto. Hay dos sistemas independientes de piloto y los dos fallan. Mis negativas profecías se han cumplido -mierda-. Lo usan 24 horas y a mí me parecía excesivo, estoy acostumbrado a intercalarlo con manual, y así lo hacía en mis turnos. Tenemos el motor hidráulico y las válvulas del piloto junto al camarote y se les oye forzar mucho la dirección, creo no está bien calibrado. Cuando una gran ola nos saca de rumbo el auto empieza una pelea por recuperarlo absurda, a veces de 15 segundos.

No saben arreglarlo. Aumenta la tensión, consecuentemente. Lo que hasta ahora eran turnos fáciles y tranquilos del excel, ahora son dedicación continua al timón sin pausa, y el doble de horas (12), pues hemos resuelto que los turnos los haremos en parejas, para asistir a lo que necesite el timonel, de 4 horas cada equipo. Somos 4 a bordo.

El primer día Lucas y yo nos comemos 13h seguidas sin saber dónde están los demás. Ahora si se valora el automático. No hay tiempo libre, dormimos máximo 3-3.5 horas seguidas. 1700 millas a destino.

Los peces de Pi

Día 12

Lat 17º 08.292′ S
Long 96º 05.119′ W

No había amanecido aún y un gran grupo de peces voladores que migraban a toda velocidad, transversalmente al barco, se debió de asustar cuando vio el casco y muchos chocaron contra él. Yo, en popa, escuché el aleteo y fui a socorrerlos. Tienen segundos de vida antes de morir.

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Supongo que el impacto contra el barco cuando vuelan también los deja ko. Intenté agarrar uno, son viscosos y sus escamas azules y blancas preciosas y redondas se caen y dejan mi mano apestosa. Lo tiré al agua, en la que quedó boca arriba hasta que lo perdí de vista con la luz del frontal. Espero se recuperase, porque al amanecer encontré otros cinco muertos y secos por la cubierta del Zanzíbar.

Uno de ellos estaba justo en el borde del imbornal, a punto de tirarse y haberse salvado.
¿Qué decide cuantas vidas simples y aparentemente sin importancia se acaban en cada segundo de este planeta?
¿Qué nos diferencia de ellos?
¿Por qué nuestras vidas son tan infinitamente más valiosas que las de cualquiera de estos peces que vuelan, o de los que mueren a millones cada día para alimentarnos?
¿Por qué tanto drama por que un humano muera?

Qué alimento tan fácil para un náufrago, como Pi.

* * *

Día 13

El clima en el barco mejora. Cogemos confianza. Lo pasamos bien. Es como haberme metido en un apartamento con unos desconocidos sin salir nunca de casa. ¿Qué estará pasando en el mundo?