KICOKA

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Este cayo de Belize era también unbelizeable.

Siguiendo las recomendaciones de la persona de turno que debes conocer y escuchar, yo y Sebastiano, un buen amigo mejicano que se cruzó en el camino y con el que hice un gran equipo, nos fuimos a verlo.


Caye Caulker, Belize

Esta mágica isla está llena de cochecitos de golf que los locales usan para moverse, bicis clónicas pero con un interesante diseño moderno y ruedas anchas, muchas casas de madera que dan color y ganas de quedarse en cualquiera de ellas, y un montón de pescadores que ofertan frescura.

No nos importaba preguntar por el hostel más barato de la isla, aunque ya sabíamos dónde nos habían mandado. Bella’s hostel era el más barato, disponía de bicis y kayaks de libre uso y estaba a las orillas de la parte oeste de la isla. Había lugar para sentarse con los demás y mucha gente sonriente.

Nada más llegar nos pusimos a remar por la bahía perfecta en el oeste, de aguas tranquilas y cálidas y donde podíamos parar en cualquier embarcadero de madera y escuchar un silencio diferente, rodeado de manglares con aves locales que confiaban en nosotros antes de echar a volar.

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También pedaleamos por la isla, observando sin hablar las diferentes costumbres del lugar y cómo todo encajaba para disfrutar: la puesta de sol, la muchedumbre jóven con ganas de hablar y pasarlo bien, las cervezas conseguibles en cualquier parte, los bares dispuestos para el deleite del visitante, el sinfín de embarcaderos de madera de estabilidad dudosa que te invitan a caminar hasta el final para encontrarte con el horizonte.

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El último día, ya de vuelta con mi soledad, perseguí la puesta de sol desde otro ángulo de la bahía oeste, pero el sol volvió a dar esquinazo desapareciendo prematuramente, dejando de nuevo una espectacular visión en que no se sabe donde acaba el mar y empieza el cielo. Me quedé dormido en una tumbona de un embarcadero leyendo, con ese sueño de ronquiditos que te despiertan a tí mismo para que sepas que estás durmiendo bien.

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En los 3 días que pasé allí no dejé que en ningún momento me invadiera la prisa ó la indecisión: sólo dejaba que todo fluyera, y todo fluyó como el agua, haciendo de cada día algo totalmente diferente, pero todos con una calidad alta.

1 comentario en “KICOKA

  1. ohhhhh que bonito cayo… como se parece a Holbox… con sus carritos de golf y sus puestas de sol… que hermosura. sólo le falta la luminiscencia por la noche… pero me alegra saber que hay muchas islitas así pequeñas y mágicas con gente sonriente por el mundo… un besazo

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