Mi bici, por favor

29 Enero 2014

Pedaleando una calurosa mañana en bici prestada entre los rascacielos de la ciudad de Panamá, decido pararme en uno de los hotelitos más jartos que han decidido crear por aquí, el Hard Rock Hotel.

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Como no llevo candado, le pido a uno de los 200 botones que me rodean si me la puede guardar un momentín.

Me da un papelito como de guardaequipaje y me meto en el hotel con la sensación de estar observado y en cualquier momento interrogado. Pregunto disimuladamente por la planta de la piscina, cuando consigo darme cuenta de que paso bastante desapercibido, pues en estos hoteles hay gente, gentica y gentuza a aburrir, y de que tengo más clase que la mayoría de los ricos horteras que tengo alrededor, que no saben ni escribir pero van de catedráticos.

Cuando consigo llegar a la piscina se me escapa una carcajadita de placer al ver sus condiciones, y rápidamente me quedo en bañador y en barba como únicas prendas para ser un trozo más de carne entre tantos. Que la barba la puede llevar cualquier actor famoso y estar divino, y quién sabe si no seré yo alguien, o algo.

Baño, hamaca, baño, hamaca, ya está bien, tampoco es abusar, me pensaba tomar un café o birra para agradecer pero es que ni ní ni.

Pantalón corto sin nada debajo, camisetilla de tirantes y bañador húmedo al hombro, me bajo en el ascensor aceptando toda la cortesía de los empleados como cliente-quizás-famoso-guitarrista y en la puerta, contento con los resultados, le entrego el papelito a uno de los botones, que me mira y me dice -Sí, señor, por favor, espere en esa acera que alguien le traerá su auto-.

Yo, confuso por su confusión, me quedo a medio camino entre la acera y el muchacho, para aclararle que no, que…

…y después de 3 Mercedes, 2 BMW’s de la virgen y 5 de esos ‘todoterrenos’ de mentira de pijos, oliendo fragancias caras y viendo bolsos de Vuitton y eso, aparece al final de la cola un chavalillo con mi bici y una sonrisa de oreja a oreja, vieja y reventada ella, pero gloriosa y brillante por eso mismo.

Me subí a ella como quien monta un caballo después de matar a dos forasteros, y con una corta mirada atrás y un saludo que sustituyó al levantamiento de un sombrero que no llevaba, salí del lugar con una curiosa gloria.

6 comentarios en “Mi bici, por favor

  1. grande meatpiece mojado y con barba! ando por chile weon, visitando a la moni!! que lástima que se demorase tanto en centro america señor, nos veremos en otra parte hermano. abrazaquen y caretaking

  2. oye ¡ que genial ! que ya lo he vuelto a leer y me produce la misma sensacion que una cocacola de cafeteria con su hielo y limon cuando tienes una sed horrible , pero en el alma .
    te quiero

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