El sin saber

Antti, original de Estonia.

En una conversación metafísica decidimos que es curioso en lo que nos estamos convirtiendo, cómo los avances tecnológicos cambian terriblemente nuestra forma de vida, si no será mejor para la tranquilidad y felicidad de ciertas personas, o más inteligente, si esas personas deciden cerrarse a entrar en esos avances vertiginosos y aferrarse a las cosas simples y antiguas, por la ansiedad que pudiera causarles el querer y no poder mantenerse al día.

De cualquier manera, concluímos que es positivo que el hombre tenga esa curiosidad innata, aunque nos cueste tantos quebraderos de cabeza a nosotros y tanta contaminación a nuestro planeta. Parece ser parte del plan. Si no, ¿sería aburrida nuestra existencia? ¿Demasiado contemplativa y sin progreso? ¿Con una menor calidad de vida?

Lo que es cierto es que la tecnología nos aparta del ahora, de disfrutar de los momentos, de hacer cosas más humanas. He experimentado el aislamiento tecnológico y mi presente, y puedo decir que las personas que practican esto brillan por sí solas, parecen sabias, están conscientes pues no pierden tiempo o atención presencial pensando en el futuro o el pasado, viéndose a sí mismas reflejadas en el lago de internet ó chateando berreas y marujadas.

Esto crea un enfrentamiento y un interrogante para mí (mientras escribo en un moderno ordenador), sobre si donde estamos ó estábamos hace poco es mejor, o si hacia dónde vamos es simplemente peor desde un punto de vista moral.

Y sin embargo el no tener ni puta idea de a dónde vamos, de lo que va a pasar, y de si mañana será mejor ó peor humanísticamente, es precisamente la clave de la vida. La ignorancia del futuro. El seguir simplemente adelante cada día para ver qué pasa. La vida, de cualquier otra manera, sería completamente aburrida, sería un desastre si yo supiese dónde voy a acabar ó cómo. La ignorancia es parte del plan; La sal de la vida es el desconocimiento y la ignorancia, fíjese. Y si es tan bueno no saber,
¿realmente queremos saber o descubrir tanto?

***** *****

Antti y yo nos sonreímos como viajeros porque viajar de esta manera es exactamente como la vida: no saber dónde se va a estar mañana o el mes que viene, ir descubriendo con ignorancia cómo resultan las cosas, aprenderlo cuando ha pasado; el no saber es libertad, y el no saber viajando nos retribuye más libertad aún, a Antti, y a mí, a todos.

7 comentarios en “El sin saber

  1. «La ignorancia es parte del plan; La sal de la vida es el desconocimiento y la ignorancia, fíjese. Y si es tan bueno no saber,
    ¿realmente queremos saber o descubrir tanto?»

    Voy a meditar con calma sobre estas palabras. Es una pregunta letal!

  2. tiene razon » momo » con lo de la pregunta letal . Pues a mi me ha venido a la cabeza un pensamiento que siempre he tenido cuando escuché por primera vez ( hace mogollón )la famosa frase que se atribuye a Socrates : » solo sé que no sé nada «. Si EL creía que no sabia nada con lo que sabía ¿ para que quiero yo saber algo ?. Reconozco que es un pensamiento pobre pero … ¡ me quita ansiedad !

    • Que el querer saber más crea ansiedad es en principio algo natural; cualquier avaricia de poseer más y más (lo material o lo inmaterial) la crea por necesidad, pues exige acción y movimiento para la consecución del logro deseado. Tal vez sea el camino el fallo, ya que los sabios consiguen la serenidad, sentimiento contrario a la ansiedad (si hemos de creer a Séneca). El camino o la actitud…quizás sea por comer deprisa y sin masticar bien, donde «comer» es «querer saber».

      Sócrates dijo lo que dijo al parecer queriendo decir no tanto que él no supiera nada como que la sabiduría no consiste en lo que ya se sabe, sino en el reconocimiento de la propia ignorancia con respecto a todo lo que aún no se sabe. Entonces, la sabiduría no estaría en los conocimientos ya poseídos, sino en el deseo y las ganas de aprender los que no se poseen todavía, así como en la apertura y el esfuerzo para ir a por ellos…

      Por otro lado, en cuanto a esta pregunta («¿ para que quiero yo saber algo ?») yo diría que el saber no debería tener otro fin que el del saber mismo, siendo el saber el más alto bien ofrecido a la raza humana (y no cito a Platón ni a Sócrates ni a nadie, sino que eso lo pienso yo también, con ellos: se puede obviamente disentir en esto y eso estará muy bien porque dará pie a más ideas a considerar).

      -Para qué quiero comer?
      -Para no morirme de hambre cual piedra.

      -Para qué quiero andar?
      -Para no morirme de aburrimiento cual flor.

      -Para qué quiero ver?
      -Para no chocarme y para admirar la belleza de las formas y los colores, de las piedras y las flores.

      -Para qué quiero oír?
      -Para no chocarme (también) y para disfrutar la música; para comunicarme cual ser vivo.

      -Para qué quiero saber?
      -Para saber.

      (Para no chocarme y para aceptar la verdad de los conceptos y las ideas, para comunicarme bien…). Pues …también, sí. Supongo que siendo el saber un bien en sí, es posible utilizarlo con buenos fines.

      Sócrates, Platón y Séneca -volviendo a ellos- consideraban que el hombre verdaderamente feliz es el verdaderamente sabio. Luego:

      -Para qué quiero saber?
      -Para ser feliz, VALE. (=para saber; saber=ser feliz). Tautología, se le llama.

      Ahora bien, en este post lo que plantea Dani es si es el saber verdaderamente un bien. O si es una maldición que enturbia nuestra felicidad. Y eso es lo que quiero meditar profundamente. Esos tres de ahí arriba no conocían internet y sus laberintos.

      Es que es lo que tienen las preguntas letales.

      P.D. El que es feliz por no saber nada de nada y vivir despreocupado… ¿es feliz o feliciano?…

      …¿qué queremos, ser felices o felicianos? Quizás hay que partir de ahí para continuar avanzando (en este post y en la historia de la Humanidad).

      …cualquier momento y lugar es bueno para filosofar un poco, y tal. Como este recuadrito negro de yomelargo.com y esta querida como nada en el mundo cibercompañía en una tarde de miércoles de febrero.

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