La mejor noche y Antigua

11 octubre 2013

La antigua ciudad de Guatemala, preciosa y colonial, moderna por momentos, clásica por otros, también está rodeada de volcanes. Se ven aquí y allí y cualquier estampa de la ciudad, foto, o pintura, tiene de fondo un magistral cono oscuro, probablemente oculto por las nubes en su cráter de las alturas: el volcán de Agua, el más cercano.

El buen rollo de la ciudad, la presencia internacional, los estudiantes, las calles empedradas, los buenos cafés, las esquinas, puertas y ventanas de las casas de piedra, las comidas baratas y la mujer que me mira de reojo entre sorbo y sorbo de café, hacen recuerdos de una ciudad que sabía a vuelta a comodidades, a ‘seguridad’ y desgraciadamente, a inglés. Pero con volcanes de fondo siempre.


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Manolete

10 octubre 2013

Un machete es muy útil. Todo el mundo lleva un machete aquí; puede recogerse leña fácilmente, abrirse paso en la selva, abrir latas y chapetes, cortar comida, comer, afilar palos y quizás, intimidar un poco si la situación lo requiere -espero que nunca-.

Me costó encontrar a Manolete. Quería un machete pequeño y portable, que no bajase de mi rodilla por comodidad. Ancho en la punta para más inercia, pero con punta pinchuda. Estaba en San Pedro Atitlán y me habían intimidado en la carretera: era el momento de buscar su compañía.

Lo afilé por los dos lados en un herrero, y le dí la bienvenida a mi viaje. Me gusta sentarme a reafilarlo con piedra. No se me acerca nadie!

Me ha dado seguridad en momentos difíciles…
pero siempre rezo por no tener que usarlo.

Atitlán y la familia más linda

2 Octubre 2013

Después de mis días con el Discípulo, Speedy González y Ronquiditos, volví a entrar a Guatemala.
Fui casi directo a Atitlán, un lago precioso enormemente embellecido por la presencia de volcanes a su alrededor. El autobús en el que viajaba estaba completamente lleno y yo era el único que viajaba de pie, atrás, jodido por los baches. Cuando tuve una oportunidad de encontrar un asiento, me senté, pero una bella mujer local me dijo que si me podía sentar en otro lugar, que quería viajar con su acompañante. Mi cara no fue un regalo así que a los pocos minutos, su acompañante y marido me habló.
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